FABIAN RODRIGUEZ
TANGO
Fabian Rodriguez
Revista Veintitrés
Brenda Fontán
Cuando Susana Rinaldi escucho unos temas del demo de Fabián Rodriguez, supo sin dudarlo que iba aceptar -como excepción- la propuesta de madrinazgo artísitco de éste nuevo cantante. Y así empezó no sólo a tomar forma esa relación sino también el nuevo trabajo de Rodriguez, Alas de Tango. Con 14 tangos que tienen como eje al Amor en todas sus formas, ansiedad, tristeza, alegría, desolación y más, Rodriguez recorre de una manera impecable y con una voz conmovedora temas como "Nuestra Noche", "Cada vez que me recuerdes", "Poema en si mayor", o "La última curda". Hernan Reinaudo, director musical y encargado de los arreglos, se luce a lo largo de todos los temas, especialmente en el último "Vuelvo al sur". Mores, Piazzolla, Troilo son solo algunos de los clásicos presentes en Alas de tango. Tanto el violín de Irene Cadario como el contrabajo y el bandoneon ayudan a confirmar la calidad que contiene y acompaña a este nuevo gran artista
Diario La Prensa
Fabián Rodríguez. Alas de tango. Cada vez que me recuerdes. Tú. Alas de tango. Pasional. Intimas. Paisaje. Nuestra noche. Poema en Si mayor. Mariposita. Fuimos. La última curda. Otra vez. Jerundia. Vuelvo al sur. Independiente. Si algo atrae a primera vista de este disco es el repertorio que lo compone: tangos de los años 20 al "50, y otros más actuales, populares algunos pero no excesivamente transitados. El presagio de un buen material se confirma cuando uno escucha la voz de Fabián Rodríguez, algo rea y al mismo tiempo elegante, dúctil, capaz de no desentonar en el amplio espectro de emociones a las que lo llevan estos temas. La orquestación sin ornamentos no hace más que impulsar al cantor a un merecido primer plano. Rodríguez es, sin duda, un valor para tener en cuenta
Un cantor de tangos en su momento cumbre - Alvaro Otero
IFabián Rodríguez, un intérprete que vale la pena escuchar.
El tango no es un género fácil. Si no, que lo diga un portento como Plácido Domingo, que cantó impecablemente una colección completa de tangos, sin dejar huella.
Es que el tango requiere no sólo una técnica depurada sino una expresión de sentimientos auténticos. La técnica depurada, la fuerza de los pulmones y el diafragma, la limpieza de las cuerdas vocales y del aparato respiratorio se adquiere a los, digamos, 20 años, cuando el cantante en perspectiva ha sido ya adiestrado en las técnicas necesarias. Pero el reconocimiento de que alguien es bueno cantando tangos llega después, sobre los cuarenta o todavía más.
Hay casos en los que la fama, el prestigio del que sabe ante un público, se produce cuando desaparecen las condiciones técnicas. Ejemplos, hay muchos, comenzando por el venerable Roberto Goyeneche, un cantante nítido y excelente en sus veinte años, y el espíritu del tango y de Buenos Aires recién a partir de los 40 o 50. Alfredo Belussi es otro ejemplo de la misma trayectoria, ilustrada por famosos en sus ocasos como Alberto Castillo, Carlos Dante o Edmundo Rivero. Fiorentino y Angel Vargas fueron ejemplos de grandes cantores que recibieron un reconocimiento temprano, en sus breves vidas.
Por eso cuando se encuentra un cantor que está en la plenitud de sus recursos técnicos y ya ha adquirido el roce (en el sentido del roce de los cantos rodados contra el lecho rocoso de los ríos, que los pule y perfecciona) que le hace volcar el sentimiento justo en cada pieza, hay que llamar la atención sobre él.
Este es el caso de Fabián Rodríguez, que ha dado dos recitales en el reducido ámbito del Café Homero, justo donde también actuó con éxito ese grande que fue Roberto Goyeneche.
Rodríguez está en la plenitud de sus recursos físicos, tiene un respetable dominio escénico, y cuando transmite sentimientos de alegría por el amor encontrado, nostalgia por lo ido, desesperación por no haber podido retener lo que se quería, resignación ante el destino, convence a sus oyentes de la realidad de su sentir.
En su presentación en el Café Homero lo acompañaron dos músicos valiosos, Hernán Rinaudo y Ariel Argañaraz. El repertorio abordado se dedicó especialmente a clásicos: no hubo prácticamente incursiones en el acervo tanguero de los 60 en adelante.
En resumen, Fabián Rodríguez está en la madurez de sus recursos y escucharlo deleita. Un buen momento para estar a la expectativa y aprovechar las oportunidades en las que canta.